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“Tenemos como firme y segura ancla del alma una esperanza que penetra hasta detrás de la cortina del santuario.” Hebreos 6:19 (NVI)   “Tú eres digno, oh Señor nuestro Dios, de recibir gloria y honor y poder.” Apocalipsis 4:11 (NTV)   “¡Toda la gloria sea a Dios nuestro Padre por siempre y para siempre! Amén.” Filipenses 4:20 (NTV)   “Ahora, pues, si he hallado gracia en tus ojos, te ruego que me muestres ahora tu camino, para que te conozca, y halle gracia en tus ojos; y mira que esta gente es pueblo tuyo. Y él dijo: ‘Mi presencia irá contigo, y te daré descanso.’ Y Moisés respondió: ‘Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí.’” Éxodo 33:13-15 (RVR1960)   “En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo.” Isaías 6:1 (RVR1960)   ¡La gloria de Dios es majestuosa!   “Por encima de él había serafines, cada uno de los cuales tenía seis alas: con dos de ellas se cubrían el rostro, con dos se cubrían los pies, y con dos volaban. Y se decían el uno al otro: ‘Santo, santo, santo es el Señor Todopoderoso; toda la tierra está llena de su gloria.’ Al sonido de sus voces, se estremecieron los umbrales de las puertas y el templo se llenó de humo.” Isaías 6:2-4 (NVI)   La gloria de Dios no se puede contener.   “Entonces grité: ‘¡Ay de mí, que estoy perdido! Soy un hombre de labios impuros y vivo en medio de un pueblo de labios blasfemos, ¡y no obstante mis ojos han visto al Rey, al Señor Todopoderoso!’ En ese momento voló hacia mí uno de los serafines. Traía en la mano una brasa que, con unas tenazas, había tomado del altar. Con ella me tocó los labios y me dijo: ‘Mira, esto ha tocado tus labios; tu maldad ha sido borrada, y tu pecado, perdonado.’” Isaías 6:5-7   ¡La gloria de Dios se mueve!   “Entonces oí la voz del Señor que decía: ‘¿A quién enviaré? ¿Quién irá por nosotros? Y respondí: ‘Aquí estoy. ¡Envíame a mí!” Isaías 6:8 (NVI)