Arts
Son las ocho de la tarde... O noche, según prefiráis. Exactamente, han pasado 83 días, que si los multiplicamos Por las 24 horas que tienen cada uno de ellos, Salen 1992. Si estas las multiplicamos por los 60 minutos De cada una de ellas, Resultan ser 119.520 Y si estos son contados segundo a segundo, Parecen ser 7.171.200 grosso modo. Y ahora me siento estúpida. Estúpida por haber esperado tanto Por una persona que no entendía de horas Y mucho menos de relojes. Cuando yo llevo tanto tiempo contando Por alguien que ni siquiera sabía lo que quería... O lo sí sabía lo que NO quería Y que guardó en silencio, Que me hazo ir en un vaivén constante Que lo único que hacía era marear. Yo ya he dejado de dar vueltas... He roto el reloj de arena, He parado todos los tiempos, Menos el mío... Ya no miro más relojes Salvo el que me pertenece a mí.