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Ya inician las audiencias del mega juicio de los múltiples atentados yihadistas que ensangrentaron la capital francesa el 13 de noviembre de 2015. Un juicio sin precedentes por su magnitud: 1.800 víctimas, 300 abogados, 20 acusados. Varias víctimas o familiares de víctimas de los atentados compartieron con RFI sus sentimientos encontrados en vísperas de las audiencias. Algunos temen no obtener respuestas sobre la tragedia. Un juicio fuera de los común. Así se caracteriza el proceso que inicia este miércoles 8 de septiembre en el antiguo Palacio de Justicia del corazón de París. Se han tenido que superar una serie de obstáculos para llegar a esta etapa muy esperada por cerca de 1.800 víctimas y familiares de victimas de los ataques del 13 de noviembre de 2015. El primer obstáculo fue la magnitud de la instrucción: cinco jueces del polo antiterrorista de París recibieron más de 500 tomos de expedientes sobre la red tentacular e internacional que perpetró el ataque terrorista más sangriento que enfrentó Francia en su suelo con 130 víctimas mortales y más de 400 heridos. Con 20 acusados y 300 abogados, se prevé que el juicio durará nueve meses hasta que se dicten sentencias. El segundo reto fue temporal. En un contexto de ataques recurrentes, los investigadores franceses tuvieron un plazo limitado de cuatro años para trabajar, antes de que se venciera el tiempo límite para la detención provisional del único sospechoso del comando armado aún con vida: Salah Abdeslam, retenido en una cárcel de las afueras de París y condenado por otro atentado en Bélgica. Cuando finalmente la investigación concluyó, la crisis sanitaria obligó posponer el juicio de enero a septiembre de 2021. Para recibir a las decenas de abogados, testigos y periodistas acreditados, la justicia francesa construyó una sala ad hoc en el antiguo Palacio de Justicia de París. Las esperanzas de las víctimas Eran un poco más de las 21:20 el 13 de noviembre de 2015 cuando un yihadista kamikaze activó su cinturón explosivo a las puertas del Estadio de Francia donde el entonces presidente François Hollande asistía a un partido de la selección francesa de fútbol. “Me enteré de todo cuando estaba en el Estadio de Francia. Una explosión resonó. Pensamos que pudo ser un ataque o bien un petardo, porque estábamos en un partido de fútbol. Cuando se escucha una segunda detonación, ya no cabía ninguna duda. Mis servicios de seguridad me avisaron que había explotado una bomba, que el autor de la detonación había muerto y que no había ninguna duda que era un acto terrorista”, recuerda François Hollande. En entrevista con RFI, el expresidente Hollande cuenta que se trasladó “al centro de seguridad del estadio para enterar[s]e de lo que había pasado, ver si había riesgo de que un terrorista ingresara en el estadio, lo que hubiera sido muy grave. En aquel momento, recibí una llamada del primer ministro Manuel Valls, y luego del ministro del Interior, que me confirmaron que se escuchaban disparos en varias terrazas de café en Paris y que seguramente había muertos. Ahí entendí que se trataba no sólo de un operativo terrorista en el Estadio de Francia sino de un ataque de gran envergadura, por varias personas. Eso daba la impresión, que luego se confirmó, que nos habían declarado la guerra en nuestro propio territorio”. Tres ataques simultáneos En aquel momento, tres comandos sembraron el terror al mismo tiempo: uno en el Estadio de Francia, otro atacó una concurrida zona de cafés en los distritos 10 y 11 de París, disparando a los clientes, y un tercer grupo de atacantes dio el asalto a la sala de conciertos Bataclan, dejando 90 muertos. “Ese juicio marca una etapa en mi reconstrucción y en mi vida futura”, dice a RFI Arthur Desnouveaux, sobreviviente del ataque de la sala de conciertos del Bataclan. Desnouveaux cuenta sus meses de terapia y cómo sus proyectos de vida quedaron paralizados por los atentados: “Después de un atentado, hay varias etapas para una víctima: el primer aniversario, las indemnizaciones y el juicio. Lo primero que espero del juicio es que ocurra, que las cosas pasen bien y que haya sentencias para que pueda decir que se hizo justicia tras el atentado que viví”, explica Desnouveaux, quien también preside Life For Paris, una de las asociaciones civiles de víctimas de los atentados del 13 de noviembre. “No tengo ninguna ilusión en cuanto al juicio” Juzgar a 20 personas por los atentados de noviembre de 2015 de París no es cosa fácil. Los desafíos son múltiples: evitar que las audiencias se conviertan en una tribuna política, o que los acusados utilicen esta exposición mediática con fines de propaganda yihadista. Las víctimas por su parte se enfrentan al recuerdo de los traumas del ataque. Si bien algunos sobrevivientes como Arthur Desnouveaux esperan el juicio para reconstruirse, otras víctimas no lo ven así. Hace cinco años, Patricia Correia perdió a su hija Précilia en la sala de conciertos del Bataclan donde los yihadistas dispararon al público. Précilia tenía 35 años. Su madre, Patricia, considera que el juicio es más útil para la sociedad que para ella: “Yo no espero gran cosa del juicio. No me ayudará a mejorar mi estado de ánimo. Pero es importante que tenga lugar, que ocurra para la historia, que figure en los manuales de historia para las futuras generaciones. El juicio permitirá dar fe de la tragedia que ensangrentó Paris ese 13 de noviembre de 2015. Pero no tengo ninguna ilusión sobre el juicio: no creo que los acusados cooperarán. Ni siquiera creo que se dignarán a contestar las preguntas”, comentó Patricia a RFI. El desafío más delicado de un juicio por terrorismo es sin duda la identificación de los autores. Del grupo de yihadistas que atacó París el 13 de noviembre de 2015, sólo Salah Abdeslam sigue en vida. Los demás se hicieron explotar o fueron abatidos por la policía. Abdeslam fue juzgado hace unos años en Bélgica por otro ataque. Pero durante su juicio, se limitó a rezar y a decir que quería mantenerse en silencio. David Fritz, un francés de origen chileno (ver su testimonio video aquí) fue uno de los rehenes del Bataclan. Hoy, Fritz se prepara para un juicio en ausencia de los autores intelectuales. “Para mi va a ser un momento muy importante. Sobre todo, poder hablar a una parte de la gente que ha participado en este atentado. Los que nos secuestraron en el Bataclan están muertos. Entonces no conozco a los que voy a enfrentar en este proceso. Es una nueva página que estoy dispuesto a descubrir”, comentó. Aparte de Salah Abdeslam, ningún asaltante del 13 de noviembre estará sentado en el banquillo de los acusados. 13 personas más serán juzgadas por haber brindado un apoyo logístico, financiero o material a los yihadistas. Y seis hombres serán juzgados en ausencia. De ellos, uno está preso en Turquía y los otros cinco, que serían los autores intelectuales, murieron en Irak y Siria durante bombardeos de la coalición contra el grupo Estado Islámico. Reportaje de Raphael Moran, con entrevistas realizadas por Lucile Gimberg, Orlando Torricelli, Marine de la Moissonnière y Carina Branco.