Francia hoy - Selmer, el mejor saxo del mundo

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Creado por el belga Adolphe Sax en 1864 para la música clásica, el jazz lo convirtió  prácticamente en un símbolo por excelencia, hoy la marca francesa Selmer fabrica los más saxos mas reputados del mundo. Si un pianista sueña con acariciar las teclas de un Steinway, el sueño de un saxofonista es estrechar en sus manos un Selmer. Entre los objetos fetiches que el astronauta francés Thomas Pesquet se llevó al espacio, figura un Selmer fabricado especialmente para la misión. En 1915 descontento de su clarinete, Henri Selmer un joven músico francés, decidió hacer algunas modificaciones a su instrumento. Ese gesto fue el acta de nacimiento, la primera piedra de la célebre casa que hoy lleva su nombre y que fabrica los saxofones más codiciados por los virtuosos del mundo entero. Cómo explica a RFI su bisnieto Jérôme Selmer: « Descontento de su clarinette que no le satisfacía plenamente, -el ejercía como solista en la Garde Republicaine y la Opera Comique- hizo modificaciones del instrumento, apreciadas por sus colegas. Y en 1898 comenzó a fabricar sus primeros clarinetes que tuvieron tanto éxito en Estados Unidos, que decidió abrir una tienda en Manhattan. » En Francia su primera tienda fué en Montmartre, en el número 4 de la plaza Dancourt del distrito 18 de la capital, pero en vista del éxito, al pco tiempo Henri Selmer se vió obligado a buscar locales más amplios. A unos 50 kilómetros de Paris, en Mantes la Ville, ya existía la fábrica de clarinettes Buffet et Crampon y en 1919, Selmer decidió seguir el ejemplo instalando la suya.  Atento al interés creciente por ese nuevo instrumento que era el saxo en esa época, -entre 1915 y 1930,  una verdadera fiebre por el saxofón reina en Estados Unidos-, Henri decide de proponer su propia versión en 1922 y  en 1926 comienza a figurar el actual logotipo Selmer bordeado de una corona de laureles. Así nació el primer saxofón Selmer, bautizado simplemente 'modelo 22', el primero de una larga serie que incluye los célebres “super action” bautizado por los norteamericanos como “balanced action” y el “Mark IV de 1954 a 1974, plebiscitado por la mayoría de los jazzmen que lo adoptaron con entusiasmo. Pero como explica Jérôme Selmer, lo que le dió renombre internacional a la marca fue un músico de jazz: 'Creo que lo que hizo que Selmer fuera apreciado en el mundo entero, fue la gira  europea de Coleman Hawkings  en 1935, él tocaba un Selmer y lo inmortalizó con el célebre tema: « Body and Soul », todo el mundo quería tocar un Selmer'.  El año próximo, el modelo 22 cumplirá un siglo de existencia y para la ocasión esta prevista una serie limitada específica, destinada conmemorar el aniversario. Un modelo de colección sobre la cual ya están trabajando pero que sera una sorpresa de gran calidad, asegura el bisnieto Selmer. El astronauta francés, Thomas Pasquet, recibió como regalo de cumpleaños el 27 de febrero un Selmer fabricado especialmente, que no supera 1,5 kg de peso en lugar de los 2,4 kg habituales. La reputación de la marca exige atenciones particulares como las que prestan los jóvenes músicos del Conservatorio de Paris, que regularmente vienen a la fábrica para probar los instrumentos. Solo después de haber superado una batería muy precisa de « tests », el instrumento es sellado y empaquetado para ser distribuido a los cuatro rincones del mundo.   'El sonido Selmer es el equilibrio justo entre los armónicos agudos y gravesLo que hizo que Selmer fuera apreciado en el mundo entero, fue la gira  europea de Coleman Hawkings en 1935. -Jérôme Selmer  Tal vez la principal característica de los saxos Selmer, lo que los hace únicos al oído de los músicos y de los aficionados es un sonido especial, como lo define el propio Jérôme Selmer: 'El sonido Selmer es el equilibrio justo entre los armónicos agudos y graves. Los agudos para la proyección y los graves para la resonancia. No buscamos un sonido “seco” y “duro”, queremos una gran flexibilidad de ejecución. Nuestro objetivo es que el sonido siga siendo el mismo sin importar la sutileza de ejecución, el músico no debe ocuparse de ese parámetro para dar libre curso a su propia personalidad.' El fabricante Selmer encarna un artesanado de lujo francés, referente mundial en la materia, que anualmente genera una de cifra de negocios cercana a los 35 millones de euros. Más de la mitad al exterior ya que exporta a todos los rincones del mundo o a casi todos, América Latina no ofrece muchas facilidades: 'Japón es el número uno y sigue siéndolo, pero en China hay muchos conservatorios, miles de músicos en todas las disciplinas, que  buscan adquirir la mejor calidad aprecian la calidad francesa de los clarinetes y saxos. Cubrimos el mundo con cierto poder de compra, actualmente comenzamos a trabajar con Rusia y una red de tiendas. En Brasil hay “músicos Selmer”, que vienen a comprar sus instrumentos en europa. Practicamente no podemos enviarlos porque ya son relativamente caros y en América Latina los costos de aduana son de un 30%, lo que los hace prohibitivos, pero nos encantaría trabajar con los músicos latinoamericanos'. Explica Jérôme Selmer en su despacho, bajo la atenta mirada de su bisabuelo,  plasmada en una vieja fotografía.