La hora de la ciencia y la tecnología. 10 tecnologías para impulsar España. Javier García

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Conferencias Magistrales Fundación Rafael del Pino

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El 16 de junio, la Fundación Rafael del Pino organizó la conferencia “La hora de la ciencia y la tecnología. 10 propuestas para impulsar España”, de Javier García, catedrático Rafael del Pino y catedrático de Química Inorgánica y director del Laboratorio de Nanotecnología Molecular de la Universidad de Alicante, con motivo de la presentación del informe “10 tecnologías emergentes para impulsar España”. Javier García explicó que la Cátedra Rafael del Pino de Ciencia y Sociedad nace para construir una España mejor, basada en el conocimiento. El objetivo de la Cátedra es difundir la ciencia, contar como desde la ciencia y la tecnología podemos resolver algunos de los grandes problemas de nuestro tiempo. También pretende fomentar la vocación científica temprana, incluida la de las mujeres, para lo que hay que poner en valor jóvenes investigadores. No podemos permitir que sigan cayendo las vocaciones en ciencia y tecnología si queremos tener una sociedad del conocimiento. El informe pretende identificar las tecnologías que tienen la mayor capacidad para aumentar la competitividad de la economía española. Son tecnologías que tenemos a nuestro alcance bien porque seamos líderes en ellas, bien porque tengamos empresas. Esas tecnologías son claves para construir una economía más diversificada y compleja. En la economía española tienen un papel muy importante el turismo y los servicios, las exportaciones de automóviles y de componentes de automoción, la industria química y el sector farmacéutico. Cuando se analiza con más detalle el mapa de exportaciones españolas y se representa según el grado de complejidad de los sectores, muchos de nuestros sectores clave tienen un grado de complejidad relativamente bajo. Esto nos pone en riesgo frente a otros países y empresas, porque ahora otros pueden competir. También supone un riesgo para el empleo. Por ello, el informe pretende identificar las tecnologías que permitan aumentar la complejidad de los sectores clave de la economía española. El Foro Económico de Davos publica todos los años el índice de competitividad. En él, nuestro país ocupa una posición media, en torno al puesto 25-30. Estamos bien valorados en infraestructuras y sanidad, pero en sistemas de innovación estamos mucho peor, lo que sin duda es una amenaza. Por eso, el informe parte del análisis del caso español, con aquellas tecnologías que pueden mejorar la competitividad de la economía, partiendo de la inquietud de querer construir un país más basado en el conocimiento. Esas tecnologías son diez. La primera es la inteligencia artificial. La inteligencia artificial está transformándolo todo. En 2009, la mayoría de los sectores estaban incorporando la inteligencia artificial al desarrollo de producto, al marketing, a la fabricación. La tendencia ha ido a más en los últimos años. España tiene una enorme fortaleza en este campo porque cuenta con algunos de los mejores expertos del mundo. Sin embargo, este potencial académico no se ve traducido en número de patentes y de empresas que estén liderando la capitalización de todo este conocimiento. España tiene una estrategia nacional para inteligencia artificial, pero los países que tienen estrategia propia responden de forma más eficaz. Hay muchas instituciones que están apostando por la inteligencia artificial. La segunda tecnología, la edición genética, está perfectamente imbricada en la historia de España. El mayor descubrimiento de este siglo en este terreno, la técnica CRISPR, lo realizó el investigador del departamento de Fisiología, Genética y Microbiología de la Universidad de Alicante, Francisco Juan Martínez Mojica. La técnica consiste en consiste en introducir un ‘vector’, un virus bacteriano que contiene un segmento específico de ADN. Esto permite modificar cualquier animal o planta, lo que abre muchísimas posibilidades. Este mercado aumentara a un ritmo del 18% anual durante los próximos años. La técnica ha despertado el interés de muchísimas startups que ya están capitalizando este descubrimiento. En este terreno, España destaca en artículos académicos, pero en patentes y nuevas empresas la importancia de nuestro país es mucho menor. El reto es traducir esa labor académica en empresas. La seguridad digital constituye otra de las áreas clave. En un mundo interconectado y dominado por internet, es muy importante dar seguridad a toda la transferencia de datos muy privados. Esta es una industria muy consolidada en la que España presenta importantes fortalezas. Se espera que para 2026 el mercado tenga un valor 270.000 millones de dólares. Las empresas que no se están protegiendo corren el riesgo de sufrir ataques, brechas, que ocasionan pérdidas de más de 500.000 millones de dólares. La seguridad digital no es un lujo sino una necesidad para evitar brechas de seguridad. Tenemos grandes capacidades en este sector. Internet de las cosas es otra de las tecnologías clave. Lo vemos en algunos sectores clave para la economía. En 2015 suponía una inversión de 10.000 millones de dólares. En 2020 llega a los 40.000 millones. Adopción de la inteligencia artificial ha hecho que el internet de las cosas tenga un crecimiento exponencial en productos, servicios y aplicaciones internas. Europa puede perder este año su posición de liderazgo a manos de Asia en todo lo referente a este ámbito. España es líder por número de patentes, en línea con el tamaño de nuestra economía. Materiales fotoactivos avanzados suponen una mejora clarísima de las células fotovoltaicas. Los avances más prometedores, con eficiencias muy altas, y diseños sostenibles medioambientalmente. Ello ha provocado una reducción del precio del kilovatio/hora en la última década que ha sido espectacular. El precio ha caído en torno a un 80%. Esto ha sido posible gracias a la utilización de materiales fotoactivos avanzados, que permiten producir la electricidad a un coste más reducido. Existe una enorme esperanza en las energías renovables porque el precio del kilovatio/hora ya es plenamente competitivo en relación con otras fuentes de electricidad. Con inversión y decisión política pueden formar una parte importante de nuestro mix energético. En este terreno, Europa partía de posición superior a la de Estados Unidos y solo era superada por Asia. Pero esa posición de liderazgo la podemos perder con EEUU y con China, que va a conseguir capacidades instaladas muy superiores a las que tenemos en Europa. La energía distribuida tiene que ser parte de nuestro sistema eléctrico, para generar la electricidad mucho más cercana al consumo final, lo que permite reducir la demanda durante las horas de sol. También permite almacenar esa corriente que se genera en momentos de no máxima demanda para aplanar los picos de oferta y demanda. Esto mejora la eficiencia energética ya que disminuye las pérdidas que se originan en su transporte. Probablemente, continuará aumentando de forma muy importante la instalación de capacidad fotovoltaica distribuida. Datos de satélite para toma de decisiones son otra de esas tecnologías vitales. Economía espacial global supone más de 300.000 millones de dólares. Esta detrás de la televisión pero emerge también con nuevas perspectivas en muchos otros sectores como la observación de la tierra o los pequeños lanzadores. Más de 80 países, entre ellos España, cuentan ya con satélites propios. La economía espacial en España engolaba 2.500 profesionales y 40 empresas. Las nuevas tecnologías para combatir el envejecimiento son otro elemento importante. Cuando empezamos a envejecer se producen cambios en el organismo. Esta tecnología supone una oportunidad. En España está aumentado el número de publicaciones científicas. Es un área emergente, y también un área clínica, en la que ya se están produciendo ensayos clínicos sobre tecnologías específicas para combatir el envejecimiento. Tenemos algunos de los mejores científicos y centros. Esta tecnología también es una oportunidad para el turismo de salud de alto valor añadido. Las energías renovables dependen de la capacidad de almacenar la energía que se genera. Ahora la almacenamos mediante bombeo del agua para subirla a las presas hidráulicas y una pequeña parte mediante baterías y sistemas térmicos. Las principales alternativas han evolucionado de forma significativa, con sistemas electroquímicos de almacenamiento, especialmente baterías de ion litio. Se están desarrollando nuevas tecnologías basadas en tecnologías más abundantes que el litio para el almacenamiento. El blockchain, o la cadena de bloques, consiste en dividir la información en bloques. Esta tecnología es una gran realidad, en la que lideran fundamentalmente Estados Unidos y China, con el 50% del sector mundial. En Europa lidera el Reino Unido, que tiene la mitad del sector europeo. Las criptomonedas son el sector de blockhain de mayor crecimiento que, sin duda, incluye oportunidades de negocio. Todas estas tecnologías se pueden clasificar en tres grupos. El primero es el grupo de las tecnologías digitales, con la inteligencia artificial, la seguridad digital, el internet de las cosas, los datos de satélite y el blockchain. El segundo es el de la energía, con los materiales fotoactivos avanzados, la energía distribuida y las energías renovables. El último es la biomedicina, con la edición genética y las nuevas tecnologías para combatir el envejecimiento. Por último, hay que referirse a la pandemia. El Covid no es una sorpresa porque desde los 70 hemos tenido virus que nos han sacudido con periodicidad recurrente. En esta ocasión, tanto la velocidad de contagio como la tasa de mortalidad son bastante elevadas y han tenido impacto sobre nuestras vidas y nuestra economía. España ha tenido un papel protagonista en la investigación contra el Covid-19. Están realizándose 58 ensayos clínicos con más de 59.000 pacientes. La enfermedad ha tenido un impacto clarísimo en la economía y en el mercado laboral, con el descenso de afiliaciones a la Seguridad Social. Ha afectado a los sectores de fabricación, transporte y turismo y la pérdida va a ser difícil de recuperar. Eso tendrá efecto en las cuentas públicas. El reto es mantener el dinero destinado a investigación y sanidad. Salir de la crisis depende mucho de cómo se va a propagar el virus y como se va a hacer la salida. España está más dañada por falta de tecnología y por la dependencia del turismo. El informe del Foro Económico de Davos dice que España está en innovación por debajo de los países de nuestro entorno. Tenemos que trabajar mucho para mejorar nuestra situación. Por eso, ahora no se pueden recortar los fondos destinados a la inversión en I+D, como se hizo en 2009. El país estará mejor preparado si volvemos a invertir en ciencia y tecnología, pero de una forma inteligente en la que se involucren más la administración pública y la empresa privada. Se dice que quien desconoce la historia está condenado a repetirla. Nuestro problema como país no es desconocer nuestra historia, sino que no hemos imaginado nuestro futuro.