Noche de Luna (Luis Cernuda)

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VERSOS ENCENDIDOS

Arts


Poema de Luis Cernuda grabado por Trafulla Teatro para el programa de radio Siéntelo con oído, emitido por Radio la Granja y TEA FM el 13 de abril de 2017. Voz de Carlos Sangüesa NOCHE DE LUNA Vida tras vida, fueron Olvidando los hombres Aquella diosa virgen Que misteriosamente, desde el cielo, Con amor apacible Asiste a sus vigilias En el silencio dulce de las noches. Ella ha sido quien viera a los abuelos Remotos, cuando abordan En sus pintados barcos, y ágiles y desnudos se apoderan Con un trémulo imperio de esta tierra, Así como el amante Arrebata y penetra el cuerpo amado. Sus trabajos vio luego, sus cohabitaciones, y otros seres menudos, Inhábiles, gritando entre los brazos De los dominadores, y sus mujeres lánguidas Sonreír débilmente a la raza naciente. Miró sus largas guerras Con pueblos enemigos y el azote sagrado De luchas fratricidas; Contempló esclavitudes y triunfos, Prostituciones, crímenes, Prosperidad, traiciones, El sordo griterío, Todo el horror humano que salva la hermosura, y con ella la calma, La paz donde brota la historia. También miró al arado Con el siervo pasando Sobre el antiguo campo de batalla, Fertilizado por tanto cuerpo joven; y en ese mismo suelo ha visto correr luego Al orgulloso dueño sobre caballos recios, Mientras la hierba, ortiga y cardo Brotaban por las vastas propiedades. Cuánta sangre ha corrido Ante el destino intacto de la diosa Cuánto semen viril Vio surgir entre espasmos De cuerpos hoy deshechos En el viento y el polvo, Cuyos átomos yerran en leves nubes grises, Velando el embeleso de vasta descendencia Su tranquilo semblante compasivo. Cuántas claras ruinas, Con jaramago apenas adornadas, Como fuertes castillos un día las has visto; Piedras más elocuentes que los siglos, Antes holladas por el paso leve De esbeltas cazadoras, un neblí sobre el puño, Oblicua la mirada soñolienta Entre un aburrimiento y un amor clandestino. Sombras, sombras efímeras, En tanto ella, adolescente Como en los prados de la edad de oro, Vierte, azulada urna, Su embeleso letal Sobre nuevos cuerpos oscuros Que la primavera enfebrece Con agudos perfumes vegetales. Allá tras de las torres, su reflejo Delata la presencia del mar, Mientras los hombres solitarios duermen Inermes en su lecho y confiados. Los enemigos yacen confundidos. Algo inmenso reposa, aunque la muerte aceche. y el mágico reflejo entre los árboles Permite al soñador abandonarse al canto, Al placer y al reposo, A lo que siendo efímero se sueña como eterno. Mas una noche, al contemplar la antigua Morada de los hombres, sólo ha de ver allá Ese reflejo de su dulce fulgor, Mudo y vacío entonces, Estéril tal su hermosura virginal; Sin que ningunos ojos humanos Hasta ella se alcen a través de las lágrimas, Definitivamente frente a frente El silencio de un mundo que ha sido y la pura belleza tranquila de la nada.