Rey sin corte y sin control

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Iñaki Gabilondo

News & Politics


Los que tuvimos la oportunidad de ver desde bastante cerca la tarea desarrollada por el rey Juan Carlos, tanto dentro como fuera de España durante los años de la Transición, daremos siempre testimonio de la importancia de su papel. Dentro, como pilar que sostenía las distintas cargas del edificio en construcción; y fuera, como el mejor embajador imaginable. Lo digo porque lo vi en medio mundo.Gracias a sus buenos oficios todos los países saludaban a la nueva democracia española como una realidad cuajada cuando aún distaba mucho de serlo, y ese reconocimiento internacional ayudaba a su vez a la sociedad española a confiar en que la democracia iba en serio.Así nos hicimos Juancarlistas sin ser monárquicos. Fue una conversión casi generacional, y cometimos un error decisivo. "El rey no tenía corte", decíamos como elogio; y era verdad, pero tenía algo mucho más peligroso: libertad para campar a sus anchas sin norma, sin Estatuto, sin reglamento o algo parecido que precisara ese brumoso que hacer de arbitrar y moderar el funcionamiento regular de las instituciones, y lo que es más grave, sin escrutinio político alg