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A veces, cuando estamos aprendiendo, queremos que nos den rápido las respuestas. Los contenidos. Las recetas. Las soluciones. Nos cuesta enfrentarnos a esa etapa de incertidumbre, incomodidad, frustración... donde nos damos cuenta de que no sabemos, nos sentimos torpes y nos peleamos con lo nuevo. Y sin embargo pasar un rato en esa "zona de gruñido" es muy útil para el aprendizaje, porque eso crea el caldo de cultivo para que después los conocimientos arraiguen con mucha más facilidad.