¿México será la nueva potencia mundial alimentaria?

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Artículos de Adriana Delgado Ruiz

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Los seres humanos tenemos muchas necesidades, pero tres de ellas son de vida o muerte: aire para respirar, beber agua y comer. Para el planeta, proveernos de ello es cada vez más complicado. Hoy somos siete mil 500 millones de habitantes y en 30 años seremos nueve mil 700 millones, según Naciones Unidas. La tendencia internacional no es la autosuficiencia alimentaria, sino que muchos países importan una parte de lo que necesitan en sus refrigeradores y despensas, primero porque ya hay al menos 44 naciones que de plano no tienen suficiente agua potable para sus habitantes y 70 que sufren problemas relacionados con la escasez del líquido vital. En otros casos, el suelo y el clima local no son adecuados para la producción agrícola y ganadera, además de los desastres continuos que ocasionan tormentas y sequías. Todos esos problemas están acentuándose rápidamente. En el Informe sobre la Disparidad en las Emisiones 2019 de la ONU, los gases de efecto invernadero han aumentado 1.5 por ciento anual en la última década y esa tendencia no se revertirá pronto, aun cuando se necesitaría reducirlos 7.6 por ciento anual desde 2020 para limitar el aumento de la temperatura del planeta a 1.5 grados Celsius hacia 2050. Las proyecciones son que el aumento podría ser mayor a 2 grados, lo que significa muchos más trastornos meteorológicos. El derretimiento de los casquetes polares aumentará el nivel del mar. Poblaciones costeras completas pueden desaparecer y la reducción del oxígeno en los océanos ocasionaría estragos en la vida marina. Pese a todo eso, la COP 25 se caracterizó por la falta de acuerdo entre los líderes mundiales. Producir alimentos es cada vez más un tema estratégico. Poniendo el dedo en la llaga, el secretario de Agricultura y Desarrollo Social, Víctor Manuel Villalobos Arámbula, me dijo: “La verdad es que no hay mucho espacio donde puedas anticipar dónde se va a producir la alimentación. No va a ser en África, tristemente; no va a ser en Asia, no es Europa, es en América en dos polos: Norteamérica y Sudamérica. Entonces como que además de atender nuestras demandas locales y en este sentido atender en el tratado a Norteamérica como un polo de desarrollo único, como que tendríamos que asumir la responsabilidad de considerar que tenemos un papel que jugar en garantizar la alimentación mundial”. En México tenemos de todo. Además de agua, somos el quinto país del planeta con mayor biodiversidad y cantidad de climas que van desde sierras y desiertos hasta bosques y selvas espesas. Integrados al bloque comercial más importante del mundo, la negociación del T-MEC incluye que no haya aranceles ni otras trabas. Pero ¿qué más estamos haciendo para avanzar hacia convertirnos en una superpotencia alimentaria? Apoyar al campo y su producción, desarrollar competitividad e impulsar el mercado es clave. México tiene lo necesario, no sólo para alimentarse a sí mismo, sino para contribuir al abasto del mundo. Su economía no creció este año, pero la del sector agrícola lo hizo 5.4 por ciento. Ése es el camino.