The last of us Parte 2 (2020) - Spoilercast

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The last of us Parte 2 es un espejo del alma que antepone frente al jugador todas las emociones que alguna vez ha albergado y no se siente orgulloso de reconocer. El que probablemente sea el mejor juego de toda su generación no deja lugar para emociones como la esperanza, compasión o empatía. Esta obra es cruda, desgarradora e incómoda y que sus sentimientos sean negativos no le resta un ápice de calidad. La segunda entrega de la saga nos muestra el descenso a los infiernos de una Ellie más adulta con una compañera de viaje, Abby, (en el tiempo, que no en el espacio), que acaba de regresar de allí. Todo lo que se diga sobre este juego es desmerecerlo. Nadie puede llegar a entender las emociones de los personajes si no se pone a los mandos y les acompaña en este camino de ira ciega en el que ambas partes, intentando destruir a la contraria, se destruyen a sí mismas y uno no puede dejar de asistir atónito a una encarnizada lucha, que aún entendiéndola, no deja de desear que termine, por lo absurdo de todo. Y es que al final, la redención es esa, entender que cuando lo que nos mueve es el odio, la ira, la venganza, el rencor… todos nuestros actos y motivaciones son absurdos y nos llevan a un lugar desolado en el que perdemos a nuestros seres queridos y nos perdemos a nosotros mismos. Es curioso que el despliegue técnico que hace Naughty Dog con este juego se me haya olvidado hasta ahora mientras escribía este texto. Y es que aún siendo de lo mejor que he visto en PS4. Es tanto lo que cala su historia que el gran esfuerzo que han realizado los trabajadores de la compañía en ese aspecto, pasados los días pasa a un segundo plano y lo único que viene a la mente son las sensaciones vividas más que la gran calidad de las físicas, texturas e iluminación del juego. Ni que decir tiene que no escuches este programa si no lo has jugado, pero si es así, juégalo, y después escúchalo, y después comenta y ponnos a parir si es menester. Pero no dejes pasar esta gran obra de nuestro tiempo.